El toro, ese mamífero tan robusto de 1,5 metros de altura y 2,5 de longitud, puede llegar a pesar hasta 1000 kg. De hecho, el toro bravo más grande que se ha lidiado en la historia de las corridas pesaba 950 kilos, y el valiente que se atrevió a lidiarlo fue el mexicano David Liceaga en la Monumental de Barcelona el 24 de julio de 1932.
Son animales que al año de vida ya están listos para reproducirse, por lo que su alimentación y dieta debe de ser muy rica en fibra, vitaminas y minerales. Además, estos mamíferos cuadrúpedos rumiantes, o sea, animales que no necesitan atacar a nadie para procurar su alimento, suelen comer a tempranas horas del día raciones de paja, avena, concentrados de cereales y pienso específico para determinadas etapas de su vida.
Partes del toro
Las partes del toro de lidia son aprovechadas al máximo en diferentes sectores, como la gastronomía, artesanías, taxidermia, zapatería, entre otros.
– Piel: una piel de toro mediano se puede usar para realizar 15 pares de suelas de zapatos. También se utiliza para chalecos de diseño y cuerdas de poleas.
– Gastronomía: no se comercializa el cráneo, ojos, columna, amígdalas y los intestinos.
– Otros usos: cremas, jabones, geles y champús.
En la siguiente infografía puedes ver las diferentes partes del toro:
¿Dónde se crían?
El cortijo es el edificio más característico del campo ganadero, exponente de una arquitectura popular y muy representativa de Andalucía. Aparte de su funcionalidad, tienen un indudable valor estético que se manifiesta en detalles arquitectos y artesanales.
Los toros bravos suelen pasar la mayor parte de su vida en ganaderos, donde se los prepara para que éstos desarrollen la suficiente musculatura y grasa para poder enfrentarse contra el torero. Suelen estar allí aproximadamente 5 años, y a partir de esa edad, se considera que el animal ya es lo suficientemente adulto como para seleccionarlo, apartarlo y trasladarlo hacia la plaza.
¿A los toros les enfurece el color rojo?
Aunque muchos de nosotros pensemos que estos animales tienen una predisposición especial por el color rojo, varios estudios han concluido todo lo contrario. Primero de todo, el sistema visual de los toros es totalmente diferente a la humana, por lo que si un toro se ve atraído por el capote del torero no será por su color rojo potente sino por el movimiento de éste.
En otros artículos os explicaremos de forma más detallada más aspectos característicos sobre este festejo tan típico de España.
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